sábado, 21 de junio de 2008

Quiero tu sangre, porque muero... (sobre el Teniente de Inishmore)- Parte 1


(Un trabajo de la universidad)


Un gato ha muerto en la Isla de Inishmore. Sin embargo, este no es un gato cualquiera, sino el ser más importante para un violento militante del I.R.A, quien no dudara en ocasionar todo un derramamiento de sangre para saber quien mato al dichoso felino. Este es el argumento del Teniente de Inishmore, una hilarante e inquietante comedia de humor negro, basada en la obra homónima de Martín McDonagh.

Una obra no es obra sin un elenco de personajes que serán los responsables de sumergirnos en la intensidad del relato, causando en nosotros toda clase de emociones (y en este caso, sobresaltos). Por ello, de entre los ocho caracteres de la trama, escogeré a tres de los que considero más complejos. En primer lugar, esta Padriac (Rodrigo Sánchez Patiño) un hombre dotado de una personalidad extremadamente violenta y sanguinaria.

El teniente (la veracidad del termino es dudosa), creció sin madre y con un padre adicto al whisky, con quien tiene una muy mala relación. Al parecer, el único recuerdo que conserva de su progenitora es (o era) el gato Tomasin. Es curioso observar que detrás de ese perfil huraño y misántropo, se esconde un Padriac lleno de sensibilidad y cariño hacia su mascota. Prueba de ello, es la reacción tomada cuando su padre Donny (Alfonso Santistevan), lo llama para comunicarle la supuesta enfermedad (una mentira ideada por el y por Davey, con el fin de retrasarlo y atenuar su furia) en la que ha caído su preciado gato. El teniente, sin dudarlo, detiene la tortura de James (Laszlo Kovacks) para acudir raudo y lleno de preocupación, de regreso a su casa en el condado de Galway. Al llegar, no puede contenerse más y literalmente profiere aullidos y gemidos propios de un can herido. Padriac, entonces, muestra un lado escondido que pocos hubiésemos pensado encontrar tras esa mente tan perturbada. El teniente, empero, no es tonto y conciente de la treta ideada por su padre y Davey (Rómulo Asereto) le vuela los sesos al gato que los dos únicos habitantes de la casa habían conseguido con el fin de engañarlo, probando así su desenfrenada violencia y ferocidad, características que crecen cada vez mas conforme transcurre la obra.

La primera visión que tenemos de Mairead (Gisela Ponce de León), nos la hace parecer, tanto por su apariencia externa como por su forma de expresión, no una chica sino un muchacho muy aguerrido. En efecto, Mairead es un “muchacho con los labios pintados”, tal como señala Padriac al verla luego de haber llegado a la Isla de Inishmore. La chica sueña con pertenecer a la revolución por la liberación de Irlanda y pelear junto a su idolatrado Padriac. Aquí es necesario analizar el significado que tiene el concepto “amor” para Mairead.

En mi opinión, la chica no lo “amaba”, solo se sentía atraída el carácter belicoso del teniente. Quizá le apasionaba la violencia y sentía que el era la síntesis de todo a lo que ella aspiraba. La hazaña de las vacas tuertas que ella relata con orgullo, es, definitivamente, un mecanismo para captar la atención del teniente y una forma de asegurarse que nadie se metiese con ella. Pero en el fondo no podemos dejar de notar, al igual que en Padriac, a una joven idealista y llena de sensibilidad. Ella también posee un gato, el señor Rodolfo, quien es también, el ser más importante en su vida. Además, al cambiar su atuendo demuestra su lado más inocente, sus ganas de vivir una nueva vida junto al teniente. Mairead, al igual que Padriac, mantienen un conflicto permanente cuando oscilan los dos extremos de sus personalidades. Por un lado, la ternura y por otro, la apelación a la violencia extrema como mecanismo de autodefensa por temor a que sus sentimientos mas humanos salgan al descubierto. Sin embargo, este conflicto tiene su momento culminante con el descubrimiento que hace Mairead acerca del inconciente asesinato (aunque ella no lo cree así) del señor Rodolfo, por parte del furibundo Padriac. Mairead no lo piensa dos veces y dispara en la sien del teniente, un chorro de sangre le baña la cara y el vestido blanco; finalizando, así, el conflicto entre los dos extremos de su personalidad. El lado violento ha ganado, ella se ha convertido en otro Padriac (algo que quiso desde el principio), otro teniente de Inishmore.

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