miércoles, 6 de agosto de 2008

Behind blue eyes... (sobre "No te preocupes, ojos azules")




“Moon River wider than a mile, I’m crossing you in style someday...”
Frank Sinatra

Es la noche del 5 de abril de 1994 y Kurt Cobain está sentado en un sillón de su solitario departamento en Seattle, con un rifle apuntando a su garganta listo para suicidarse; cuando de pronto escucha una serie de rítmicos chasquidos de dedos seguidos por una voz profunda y sensual, la voz de Frank Sinatra, cantando, irónicamente, “The best is yet to come” y presentándose como un emisario cuya labor es la de disuadir a Kurt por mandato divino. Este es, en líneas generales, el argumento de “No te preocupes, ojos azules”, escrita por el dramaturgo mexicano Sergio Zurita y dirigida magistralmente por Alberto Isola.
El diálogo entre estos dos grandes y contrastantes iconos de la música popular de la segunda mitad del XX puede parecer un ingenioso experimento (en palabras del propio Isola) del tipo “¿Qué pasaría si juntamos en una habitación a tal con tal?”. Sin embargo, más que una simple experimentación, esta pone sobre el tapete un tabú, un tema de esos que prefieren evitarse en conversaciones de té, como es el del significado de la masculinidad.
¿Qué hace “hombre” a un hombre? ¿Son acaso el éxito, la competencia y el estar con varias mujeres a la vez conceptos que definen el grado de virilidad de un individuo? ¿Son la fragilidad y el llanto “causales de la descalificación masculina”? ¿Es el triunfo algo inherente al hombre? Sinatra (interpretado por Fernando de Soria) es el arquetipo del hombre “ganador”, el mero macho que trae a todas las chicas literalmente a sus pies, mientras que Kurt (interpretado por Joaquín de Orbegoso) se nos muestra como un lloroso y debilucho sujeto a punto de quitarse la vida al sentirse presionado por una Courtney Love (su esposa) que en vez de ayudarlo con su adicción a las drogas lo destruye cada vez más y asfixiado por la fastuosidad y el lujo que le rodea. Sin embargo, conforme transcurre la conversación entre estos dos “triunfadores” descubrimos que no son tan diferentes como suponíamos.
Ambos tuvieron una infancia dura y solitaria, marcada por la pobreza y el sueño de salir de ese estado miserable en busca de mejores oportunidades. Es más, cuando en un momento de la historia, Frank, luego de expresar su gusto por algunas canciones de Cobain, le pide su famoso disco Nevermind, y lo examina atentamente mientras Kurt le explica que la idea del bebé nadando en una piscina fue debido a que él se había soñado una vez nadando en aguas tan azules “como los ojos de Frank Sinatra”. En este momento el diálogo quizá algo lejano y burlón al principio se convierte en una entrañable conversación padre – hijo, pues Kurt es, en palabras de Frank, “literalmente el niño de sus ojos”. Frank y Kurt, por lo tanto, muestran tanto signos de debilidad como de fortaleza lo que los hace reflejarse en un espejo como dos gotas de agua.
Obviamente todos sabemos que Frank no logra disuadir a Kurt pues este se mata esa misma noche, pero resulta interesante como logra entender y permite, después de todo, la muerte de su protegido. En un último intento de impedirlo acepta un desafío de naipes de Kurt confiado en su eterna e invencible habilidad con los juegos de azar. Ambos acuerdan que el que saque la carta con el menor número pierde. Frank saca una Reina de Diamantes y cuando ya estaba festejando Kurt, vacilante, extrae su naipe para darse con la sorpresa de haber obtenido un As. Frank ha perdido y cabizbajo acepta la decisión de Cobain no sin antes concederle una última petición: cantarle Moon River. Sinatra, conmovido, acepta y Kurt, sentándose en el sillón con el rifle en brazos, escucha atento y nostálgico la canción que marcó su infancia en los barrios del Whiskah, soñando con cruzar el Missisipi como Huckelberry Fynn. Al terminar Frank le lanza una última y entrañable mirada para luego despedirse con un “Adiós Kurt” a lo que este, con una cálida sonrisa, responde con un lacónico “Adiós Frank”. Kurt, en la oscuridad de su departamento toma el rifle y apunta a su garganta, listo para “cruzar el río”.

Al final Frank entendió que “cruzar el río” era para Kurt un simple paso, el paso a otra etapa del sueño de un mundo sin presiones, un mundo en donde se viva la verdadera libertad lejos del asedio de un mundo regido por los prejuicios (feminismo/machismo, etc), la injusticia, la intolerancia y el poco entendimiento entre las personas. El sueño de Kurt puede parecer algo totalmente idealista, pero en realidad, todos, en el fondo, anhelamos lo mismo, todos queremos saber lo que se esconde detrás de los ojos azules.

lunes, 4 de agosto de 2008

Y alucine que tenia poder... (Mi mensaje a la nacion)/ Parte 1


Las Fiestas Patrias suelen ser para muchos de nosotros sinónimo de atroz aburrimiento y para otros la oportunidad para echarse una bombaza similar a las de “Semana Tranca”. El tedioso y repetitivo discurso presidencial, el largísimo Te Deum y la no menos asfixiante parada militar son transmitidos religiosamente cada año por todos los canales de señal abierta sin contar los infaltables programas de debate y análisis los cuales hacen mas insoportable los dos días de enmascarado patriotismo. ¿Es necesaria tanta parafernalia para que después de esta “Fiesta de la Patria” las cosas sigan igual y la actitud del peruano sea la misma actitud mediocre e indiferente ante los verdaderos problemas del país?
Me tildarán de pesimista y aguafiestas pero ¿cómo podemos hablar de respeto a la bandera, de sentirnos peruanos cuando un señor ministro hace de un simple inconveniente de intereses privados un escandalete a nivel nacional? ¿No es más deshonroso llenarse los bolsillos de plata fácil viendo cómo el país sigue casi igual a como lo dejo el dictador hace 8 años? Enhorabuena que la pobreza haya disminuido 5 puntos porcentuales, pero qué se ha dicho de los pobladores de Huancavelica, el departamento más pobre del Perú, de los cuales el 85.7% vive en condiciones de miseria sin contar la alta tasa de desnutrición crónica la cual mata a 134 de cada mil infantes menores de un año. Estos datos recogidos de un informe que presentó el diario Perú 21 el martes 29 de julio del presente año nos revelan, también, el alarmante incremento de las infecciones respiratorias agudas (IRA) de las cuales, de enero hasta la fecha, se han registrado 22 877 casos mientras que el año pasado, durante el mismo período y con la misma duración, se contabilizaron 21 734 casos.
El presidente en su mensaje planteó la posibilidad (y digo “posibilidad” porque con la clase política que tenemos es obvio que la promesa no será más que palabras como todas las demás) que dentro de un plazo de 100 días la Oficina de Normalización Previsional (ONP) estudiará (no “encontrará” sino “estudiará”) una solución legal para el pago justo y necesario de las pensiones de los jubilados, aquellos que a costa de sangre, sudor y muchas lágrimas dedicaron prácticamente toda su vida a sacar adelante a sus familias y a nuestro país y que ahora reciben un cruel espaldarazo de aquellos quienes tanto les deben. ¿Cómo hablamos de progreso cuando hospitales como el Rebagliati no cuentan con los equipos necesarios pues los que poseen o están muy desvencijados o se encuentran en un estado demasiado obsoleto para seguir funcionando, recurriendo así al uso de instrumentos de mecánica, cocina o construcción tales como llaves, cuchillos o taladros?
Volviendo al tema del ministro, luego de escuchar el mensaje presidencial, al señor Flores – Araóz, un periodista del diario Perú 21 le volvió a preguntar por el tema de la bailarina sobre la bandera a lo que éste respondió molesto: “Oiga, yo creo que hoy día, que es 28, hay temas más interesantes” Que tal con...ciencia, pero si fue el mismo otorongo (digo ministro) el que ensalzó tanto este tema que hasta permitió la grabación de la reunión en la cual la bailarina Leysi Suárez le pedía unas disculpas innecesarias, para luego propalarlo por la televisión no solo nacional sino también internacional en claro signo de desvergonzado “figurettismo”. ¿Quién no nos garantiza que detrás de gran careta de moralismo hipócrita, aquellos quienes tanto show hacen por este simple altercado tengan la revista bien guardada en uno de los cajones de su escritorio sacándola a escondidas cada vez que pueden queriendo sacar su senil libido a la luz por un momento?