domingo, 15 de junio de 2008

La calle esta dura...



Hace dos semanas, a eso de las 15 hrs. con 30 minutos, fui asaltado por dos maleantes mientras caminaba rumbo a casa de una amiga con el fin de llevarla a la PUCP por un trabajo que le habían designado en su universidad. Los hampones sacaron una pistola (mi dominio sobre temas armamentísticos es prácticamente nulo, por ello pecaría de ignorante al querer afirmar que tipo de arma era) y una filuda navaja. Empujándome contra la pared y después de amenazarme con disparar si trataba de emitir sonido alguno, me quitaron el celular y la billetera, y tras una petición (que llego casi al ruego) mía, me aventaron los documentos, para luego emprender la cobarde huida. Como se imaginaran quede en un estado de completa perplejidad, tieso como el chavo del ocho cuando le da la “chiripiolca”. Era la primera vez que me robaban de esa forma tan “shockeante” (antes no habían pasado de simples “bolsiqueos”) y quizá por ello quede tan frustrado y lleno de rabia, pues por un momento pensé en seguirlos y enfrentarme con ellos en un duelo donde las posibilidades que tenia de salir airado, ileso y con mis posesiones de vuelta, equivalían a la “esperanza matemáticamente posible” de que nuestra selección vaya a un mundial.

En fin, tras haberme recuperado en cierta forma de mi momentáneo estado de furia contenida y vacío mental procedí, como todo buen ciudadano en sus cabales, a acudir a la comisaría a sentar mi denuncia y luego de una entretenida charla acerca de los principales problemas que afectan a nuestra ciudad mientras hacíamos un “reconocimiento de la zona”, en palabras de uno de los oficiales, los patrulleros de turno me llevaron a mi casa, donde no pude evitar causar las miradas curiosas e inquisidoras por parte de los vecinos.

El testimonio que acabo de dar es uno dentro del gran número de historias que suceden diariamente. Los oficiales, durante la charla que sostuvimos, me indicaron que semanas atrás se registraron un promedio de 6 casos similares al mio, por lo que era solo cuestión de tiempo para poder atrapar a los criminales. Sin embargo, tal y como señala José Luís Castillejos, columnista del diario Perú 21, el problema que impide combatir a los delincuentes es que las penas son leves y sólo se lleva a los tribunales a quien robe más de 500 dólares, en tanto si el monto es menor no son sujetos de sanciones.

Sin duda el principal flagelo que afecta a nuestra ya maltrecha ciudad es el de la delincuencia tanto “espontánea” (destacan los “arranchamientos” de celulares y bolsas) como el crimen organizado. Pese a que nuestro país cuenta con 1269 empresas que prestan servicio de seguridad privada, están no se abastecen de suficiente personal y armamento necesario en los puntos clave donde el índice delictivo adquiere proporciones mucho mayores (Perú 21, 2005: PG Ciudad). Lima desde hace mucho tiempo no es segura y se hace cada vez mas urgente una buena planificación para combatir la creciente tasa de criminalidad que nos afecta directamente a nosotros, los incautos transeúntes.

No es gratuito que en una encuesta realizada por el grupo IMASEN, bajo la supervisión del Área de Seguridad Ciudadana del IDL, el 80% tanto de los limeños como de los chalacos posean como mayor temor el robo en las calles. Además, en esa misma encuesta un 48.8% afirmo que temía ser asaltado con un arma de fuego, mientras que un 16.7% temía resultar agraviado por un ataque de pandillas o verse involucrado involuntariamente en un enfrentamiento vandálico entre las mismas, a un 14.8% les preocupe que le arranchen alguna de sus pertenencias y en un porcentaje menor equivalente al 9.4%, un accidente de tránsito.

Sin duda, la lucha contra la delincuencia esta lejos de ser ganada por quienes tenemos la remota pero aun latente esperanza que nuestro aparato judicial y el Ministerio del Interior demuestren por que son necesarios en la coyuntura nacional. Los sueldos que reciben son pagados por nuestros impuestos y al parecer ellos se la están llevando demasiado fácil. Lima posee un tercio de los 27 millones de peruanos que aun se sienten “golpeados” por el clima de violencia extrema que vivieron hace aproximadamente 28 años. Personalmente, yo no deseo vivir (o revivir) esos tiempos, no quiero salir a la calle pensando que quizá no vuelva jamás...

2 comentarios:

Jorge Luis dijo...

mucha razon ..... tmr lo uniko q abunda en la calle aparte de la bazura zon loz pandilleroz y rateros q en definicion son la misma cosa pero bueno.... tmb me paso....andaba sentado io en una esquina en alguna parte de nuestra querida lima converzando con una muy querida persona..., el maldito se sento a mi costado y me puso la pistola en el torax repitiendo mas de una ves: "dame todo lo que tienes ctm o te mato" ...veamos en la situacion en la que nuestra querida ciudad se encuentra ...llena de basura.... em fim wen tema ! y unanse al moviemiento voluntario de la extincion humana! http://vhemt.org/

PaZ! dijo...

en difinitiva un muy buen tema .. y mejor si es vivida en lo personal..lo malo es que nos deja dañados.
paz!