miércoles, 9 de julio de 2008

Betrayal butterfly ( parte 7)




“I did no recognize the chaos that controls my mind...”
Maroon 5
El conocer a los suegros ha sido, desde siempre, uno de los aspectos más temidos en una relación y mi caso no fue una excepción a la regla. En cada una de las consuetudinarias y casi religiosas visitas a su casa cualquier ruido era percibido como una muestra de alerta ante la inminente presencia paternal. Más de una vez estuvimos a punto de ser “ampayados” in fraganti en pleno besuqueo momentos en los cuales temí ser perseguido y abollado por un furibundo suegrito convertido en el increíble Hulk con escoba y sartén en mano.
Y es que sus papás eran tan pero tan sobre protectores que, sabiendo que yo estaba con ella en la sala, buscaban cualquier tonto pretexto del tipo “olvide mis lentes en la mesa”, o “voy a la cocina por un vaso con agua”, para bajar y echar un ojo a lo que estábamos haciendo. Además, cuando salíamos la llamaban cada media hora para saber como y donde estaba y para recordarle que la iban a pasar a recoger a eso de las 7:00 p.m. (me van a decir que no era temprano). Es por ello, que debido a las inquisidoras y continuas miradas de sus papás y el resto de su familia (y también de la mía) decidimos contárselos para “formalizar” la relación.
Para mi, los primeros intentos resultaron, vale decirlo, infructuosos. Cada vez que intentaba decírselo a mi papá las piernas me empezaban a temblar y empezaba a sudar frío. No todos los días uno le confiesa a sus padres que esta con una chica y especialmente en el caso de los primerizos, como yo, (y perdónenme la expresión) a uno “se le encogen los huevos”, se muñequea y empieza a balbucear, soltando monosílabos (“arrr”, “duh”) como lo haría Homero Simpson. Pues bien, después de muchos intentos una noche encararlos a los dos, y citándolos en mí cuarto trate de hacerlo lo más breve posible. Pero lo único que logre fue confundirlos aún más pues de mi boca solo salió una frase a medias, emitida a la velocidad de la luz: “Papá, mamá... es...t....c...ch...k, su no...b..e.... es kr....l.... Me sentí tonto y con la mirada al suelo me quede en blanco por un momento que pareció ser la eternidad entera. Ellos me miraban entre extrañados y aterrados como si estuviesen viendo una película de Alfred Hitchcock o Luís Buñuel. Es entonces cuando no sé de donde surgió una enfermiza valentía con la cual pude emitir la bendita frase completa y “más calmadamente”. Mis papás me miraron atentamente, pareciera que estaban esperando ese momento desde hace tiempo pues no se sobresaltaron ni un poco. Lo que sigue es una larga conversación (¿o cátedra?) sobre madurez, sexo y enamoramiento que no viene al caso narrarla. Lo cierto es que ellos lo aceptaron y no me pusieron ninguna traba en el camino.

A la mariposa traicionera le fue mejor, quizá porque ella y sus papás ya habían pasado por lo mismo pues yo era el cuarto o quinto en su lista. Lo cierto es que a partir de ese momento nos quitamos un gran peso de encima y pudimos disfrutar (¿?) de la relación en toda su plenitud. Sin embargo, el tiempo comenzaba a imponerse y con él la rutina, el desgaste y los celos empezaron a aflorar. Ya a punto de cumplir el año (dispensadme por el uso este cliché), comenzó el principio del fin y con este, el inicio de mi auto destrucción y catástrofe interior. En este caso, después del sol, salio la tormenta...

Betrayal butterfly (parte 6)



“Y volver, volver, volver...”
Lucha Reyes

Prefacio
Después de un muy largo tiempo retomo la redacción de esta infame y fraudulenta historia de amor. No se aún por qué deje de escribir, pareciera ser que mi cabeza me decía que parase de hacerme el sufrido. Pues no, tras meditar mucho he decidido seguir con la trama. No lo hago por despecho, porque a estas alturas todo afán de venganza o intento de boicot hacia la ingrata fiera resultarían en meras muestras de inmadurez. Los post de la mariposa traicionera no son una forma de masoquismo o intentos de hacerme la pobre victima; ni, como muchas personas me lo han hecho saber, una forma de afligirme a mi mismo. Con todo este tiempo me he dado cuenta que empecé a escribir a modo de catarsis personal. Es cierto, esa relación me marcó y por eso mismo me siento en la obligación de contar todo sobre la red de hipocresías en las que me vi envuelto. Pues yo, a diferencia de García Márquez, no escribo “para que me quieran más”, yo escribo porque para mi es tan necesario como respirar...


Aunque las amenazas del obseso barrista no cesaron nunca del todo, la mariposa y yo vivimos un aparente clima de estabilidad el que, a pesar de algunas pequeñas discusiones, me hizo “bajar la guardia” y entregarme por completo a la relación. Los recreos se hacían cada vez más cortos y las horas de clase más largas. Cuando el timbre sonaba indicando un recreo o la salida yo acudía raudo a buscarla y tomados de la mano recorríamos el colegio de extremo a extremo dándonos toda serie de arrumacos, los cuales, más de una vez ocasionaron una llamada de atención por parte de la encargada de conducta o de uno que otro profesor. Además, debido a que todo el colegio ya sabía de nuestra relación no faltaron las miradas y los comentarios del tipo “ay que lindos los tortolitos”, “hacen una bonita pareja”, “¿cuando se casan?”, etc, etc, etc...

Debo admitir que me volví tan cursi que empecé a emplear todas las frases mencionadas en el post número 3 de esta historia. Mi saldo no duraba más de tres días (y no exagero) pues lo invertía (ahora comprendo que malgaste una criminal cantidad de dinero) en largas llamadas repletas de empalagosas frases que no hace falta mencionar, pues el solo recordarlas me ponen rojo como un tomate. Es más, aun cuando encuentro una que otra carta remitida por ella no puedo evitar un intempestivo ataque de risa y vergüenza ajena por las cosas que leo, a continuación una de las tantas notas que me mandaba y que encontré la otra vez, limpiando mi cuarto (creí que había eliminado toda carta, regalo o cachivache cuando rompimos):


Solo keria que sepas que te amo y que te tengo siempre en mi mente... bb no dejo
de pensar en ti... ¡
Kiero que sepas que io te amo así como eres... me
encanta como eres... me gusta cuando eres detallista conmigo... bb no cambiaria
nada de ti ¡ bno mi amor te amooo como no tienes idea (io t amo +) jaja... noc
kien ame + solo se que te adoro y que me enamore del chiko + lindo del mundo...
tkm, te amo...


A parte de las notorias mentiras en la anterior cita (excepto lo de “chiko + lindo del mundo”, modestia aparte) de la “niña mala” (en referencia a una novela de Vargas Llosa) quiero hacer un especial énfasis en los HORRORES ortográficos y de concordancia en la risible nota. Ahora entiendo por que andaba tan mal en los cursos de lengua del colegio. A esta chica le URGE , con carácter imperativo, una asesoria profesional en el tema. Sin embargo, ese es un tópico que a mi no me corresponde, así que sigamos con la historia.

El tiempo pasó y con él las visitas a su casa se hicieron mas frecuentes. Estas duraban por lo menos cuatro horas y en ellas se intensificaba el grado de “melosería” a niveles insólitos. Más obvio no podía ser. Sus papás ya sospechaban de algo así que ya era tiempo de enfrentarlos tanto a ellos como a los míos.



Kachkaniraqmi: la lucha por la identidad nacional (parte 3)


Según la “Teoría de la Marginalidad”, la cual destaca los problemas de integración de ciertos elementos con respecto a la estructura global, el conflicto intercultural surge debido a los constantes intentos de un polo dominante y otro subyugado, en pos de la hegemonía suprema. La teoría de Aníbal Quijano, se encuentra estrechamente relacionada con la presencia del racismo en nuestro país. “Todos sabemos que en que círculos sociales se desarrolla. Pero en esos mismos lugares niegan, indignados, que sean racistas. Dicen que eso ya pasó, que no tiene cabida en el mundo actual, y que ya nadie piensa en ser racista.” (Granados, 2000:69) La discriminación racial, empero, no solo sigue presente en nuestro país, sino que pareciera haber tomado nuevos bríos, reflejados en un caso acontecido hace aproximadamente dos meses. El pasado 7 de mayo en el programa “Enemigos Íntimos”, conducido por Aldo Miyashiro y Beto Ortiz, se dió a conocer una conversación vía telefónica con Vanesa Delacroix, representante de la exclusiva boutique Designers, quien expresó su fastidio acerca de la aparición del conocido Grupo 5 en la revista “Cosas” con prendas de marcas como Ermenegildo Zegna o Valentino:

Esas marcas son para gente seria y la cumbia no esta considerada dentro de nuestro perfil, sino para gente como políticos, gente A+. No sabíamos que la ropa era para el Grupo 5, por ello hemos recibidos quejas de nuestros clientes. (...) No es una discriminación racial, porque también tengo clientes oscuritos. Sin embargo, a partir de ahora, antes de prestar nuestra ropa para sesiones fotográficas en revistas locales, solicitaremos información sobre el personaje a vestir. Luego, la enviaremos a la casa matriz en Italia y ellos decidirán. (Portal de Perú.com, 2008)

Actitudes como la mostrada por la representante de la tienda, constituyen un gran impedimento en la búsqueda de un “pensamiento nación” en nuestro país. Manuel Jesús Granados, sostiene que el Perú actual se desenvuelve en una realidad social bastante inestable, en donde el indio quiere ser visto como cholo, el cholo como blanco, y el blanco como escandinavo. (2000:70) Por ello la despersonalización social, es, desde una perspectiva antropológica, considerada como uno de los grandes problemas en la actualidad, pues no solo genera desfases en la identidad personal de los propios migrantes, sino que intensifica el conflicto intercultural mencionado anteriormente, pues los indios que quieren ser cholos se enfrentan con los cholos que quieren ser blancos y en su intento por pertenecer al grupo dominante son repelidos de forma violenta por estos últimos. El choque intracivilizatorio contribuye al desarrollo de un orden establecido excluyente, haciendo difícil “luchar contra la estigmatización de la mayoría de peruanos, sea por su idiosincrasia, cultura, color de piel o situación económica”. (Portal del blog Todos Somos Cholos: 2007)

Como he señalado en este ensayo, la transculturación, lejos de contribuir al desarrollo de una nación, parece trucarlo. Las consecuencias no son nada inverosímiles. La imposición de la cultura hegemónica sobre la original generara, de una u otra forma, una encarnizada lucha por la supremacía absoluta, un mundo caótico basado en el kemalismo, la exclusión y la intolerancia tal. José Maria Arguedas, cuando recibió el premio Inca Garcilazo de la Vega en octubre de 1968, pronunció un discurso en el que se reafirmaba como “un demonio feliz”, que vivía su identidad indígena y española, en sus palabras “yo no soy un aculturado”. La propuesta arguediana nos invita a recrear la tradición, una y otra vez, a partir de nuestra historia, a reemprender el diálogo entre el zorro de arriba y el zorro de abajo. El Perú es un país escindido, un país que necesita reconocerse y reencontrarse para que sucesos tan lamentables como los ocurridos entre los años 1980 y 2000, de los cuales conservamos aún la cicatriz, no se vuelvan a repetir jamás y para que “cualquier hombre no engrilletado y embrutecido por el egoísmo pueda vivir, feliz, todas las patrias...” (Arguedas, 1971:271)


sábado, 5 de julio de 2008

Kachkaniraqmi: la lucha por la identidad nacional (Parte 2)


Dentro del marco de la transculturación, se origina, en los inmigrantes, un sentimiento de superioridad sobre los habitantes de su pueblo. “Se vuelven ferozmente anti - cholos. Quizá porque los rostros cholos les recuerden ese origen que desean olvidar a como dé lugar.” (Granados, 2000:48) Maria Emilia Yanaylle, en el conjunto de ensayos “Arguedas y el Perú de hoy” señala que “los cholos modernos, principalmente, del centro y del sur se sienten diferentes a los indios. Se bañan, no son toscos, no toman caña, quieren aprender, superarse” (Pinilla ed., 2004:170).Para Teofilo Altamirano y Lane Hirabayashi, uno de los medios primarios de identificación en relación a sus lugares de origen es el lenguaje (Quevedo, 2007:239). No obstante, al llegar a la ciudad, los quechuahablantes afirman que han cambiado ya que ahora hablan castellano y esta característica adquirida es la que les otorga cierto estatus, siendo el testimonio de Laura (una mujer de 51 años proveniente de Quillabamba en el Cuzco) un claro ejemplo de esto: “Allá se visten de otra forma, falda redonda o gordas serán. (Sic.) Algunas se visten con polleras. Nosotros hablamos de otra manera. Aquí en Lima tenemos otra manera de conversar, tenemos mas educación, me falta como se dice culturizar.” (Sic.) (Quevedo, 2007:239)

Ahora bien, el alejamiento de uno de los principales medios de identificación en los migrantes, no constituye el único problema latente. Ya en Lima, estos mantienen una cierta distancia respecto a las creencias propias de la gente de su pueblo, manifestándose a través de expresiones tales como:” En mi pueblo creen...”, “es su costumbre...”,”los viejitos creen...”,”dicen...” (Quevedo, 2007:243). Conversando con varios inmigrantes que laboran en la ciudad pude resumir todos sus relatos en esta sola idea: A pesar que trato de no perder el vínculo con mi pueblo y sus costumbres, la ciudad me obliga a renunciar a ellas (las tradiciones) para no quedar en completa marginalidad. En la Revista de Investigación de Análisis y Debate se plantea que, debido al proceso de la globalización, esta tiende a la consolidación de su hegemonía. Lo cual trae como problemas entre etnias y los grupos criollos en el ámbito interno de un estado (...) (Covejo, 2002:196) Este distanciamiento conlleva a un posible choque de civilizaciones, parafraseando a Samuel Huntington, como expondré a continuación.
Tras darse el encuentro entre estos dos bloques, en la relación de migrantes y sociedades establecidas, se origina un choque de culturas que trae violencia y acentúa el racismo. Estos choques, aparte de su intensidad, se caracterizan por su brevedad y su carácter intermitente (Huntington, 1997: 56). A raíz de estas colisiones, en ciertos grupos indígenas, se originan ideologías contrarias y radicales con respecto al colonialismo y afán expansionista occidental. Acerca de esto, Aníbal Quijano afirma que se han desarrollado procesos paralelos de autonomización, revitalización y revolución cultural (1980:34) y es debido a que el reto de integrarse al sistema redes rebasa sus posibilidades que recurren al nacionalismo y al etnocentrismo, tratando de cerrar las fronteras de su país en términos reales y simbólicos (Quevedo, 2007: 251). Ante esto “los portadores de la cultura dominante, desafiados ahora no únicamente al nivel del poder social y político, sino también en su modo mismo de ser hombres, reaccionan o tienden a reaccionar oscilando entre la represión abierta y la utilización de los nuevos elementos culturales en su propio beneficio (Quijano, 1980: 37). Sobre este punto, algunos señalan que dentro de la lucha entre culturas una de ellas tendrá que desaparecer definitivamente, para dar paso a la otra pues, de otra forma, el conflicto causara la destrucción de ambas y el caos absoluto regirá en el mundo. Ante tan apocalíptica propuesta Samuel Huntington arguye que el kemalismo, resulta una tarea difícil y traumática pues se destruye una cultura que ha existido durante siglos y se establece, en su lugar, una totalmente nueva e importada de otra civilización. (1997:86, El énfasis es mio) Es innegable la existencia de un sincretismo entre la cultura andina y la occidental y seria un gran error, sacrificar una por la supervivencia de la otra, pues se estaría atentando contra nuestra propia identidad chola y mestiza.