Betrayal butterfly (parte 3)

“... por amor tengo el alma herida...”
Camilo Sesto
Parecía ser que nuestra relación iba viento en popa. A pesar que no nos veíamos mucho (y en este sentido podría asegurar que lo nuestro fue una relación a distancia) y de que ella se mostrara fría y tan expresiva como una piedra, parecía ser que duraríamos un largo tiempo. Incluso, es tuvimos a punto de ser nombrados la “parejita mas romántica de la promoción” (¡imagínense ustedes¡) , pero eso lo relatare mas adelante. Sin embargo, las dudas por parte de ella salieron a flote ocasionado más de una situación dolorosa y toda clase de “arrochamientos”.

Los comentarios malintencionados y truculentos de un pseudo – amigo suyo, sobre un supuesto “affaire” entre mi mejor amiga (y quien fuera mi primer amor de infancia) y yo, conllevaron a un carga montón de discusiones fútiles (algunas de ellas publicas y con llanto incluido), las que no pocas veces estuvieron a punto de liquidar lo que habíamos comenzado meses antes.

Es menester, que aquí me detenga un momento. Así, haciendo uso de mi recurso de apelación y legítima defensa, me atrevo a desmentir todo lo dicho sobre mí. Los que me conocen saben que dichos comentarios fueron (y son, en realidad) meras calumnias hacia mi persona, tan alucinadas como decir que nuestro ex – dictador, el ingeniero Alberto Kenya Fujimori Fujimori (hay que hablar con propiedad) es inocente. A quien se le podría pasar por la cabeza que yo me convirtiese en todo un donjuán, al mejor estilo de José Zorrilla. ¡Pamplinas¡ nada mas alejado de la realidad.

En fin, este acontecimiento ocasionó un tifón, un huracán, un bajón de magnitudes colosales en nuestra relación. Ella se volvió mucho más celosa de lo que era (y créanme que era E - X - T – R – E – M – A – D – A – M – E – N – T – E celosa. Así, con mayúsculas, en negrita, cursiva, subrayado y separado con guiones), llegando incluso al punto de pelear cada vez que ella (mi mejor amiga) me saludaba o simplemente pasaba por mi costado.

Lo patético de la situación es que después de cada discusión llegaba el momento de (una fugaz y momentánea) reconciliación. Esta incluía un sinfín de arrumacos y demás muestras de empalagoso “afecto”. Además de la infaltable excusa (que suena a un cliché de excesivo uso) “Es que tengo miedo de perderte”. A eso llamo falta de creatividad, ese es el típico floro femenino de toda mujer desconfiada. Ahora que lo pienso, me doy cuenta que de cada cinco frases mencionadas por ella, tres resultaban ser frases conocidísimas y usadísimas por prácticamente todo practicante asiduo de lo que llamo el virus más peligroso en la historia de la humanidad. “Gracias por existir”, “Muero por tus besos”, “Eres lo mejor que me ha pasado”, “Nuestro amor no morirá porque es eterno” (que... ¡oh sorpresa es una canción¡).

En resumen, habría que afirmar que la mariposa traicionera era y es un cliché andante. Es mas si se cobraría por uso de cada una de esas frases trilladísimas estoy seguro que los peruanos no tendríamos que pagar impuestos nunca, pero nunca jamás... algo que tanta falta nos hace...