martes, 16 de septiembre de 2008

11 - s: ¿Una pesadilla pasajera?



Recuerdo que no me enteré hasta que vi las noticias en la noche. Estaba sentado en la mesa con mi hermana y mi madre cenando cuando apareció Bush dando un mensaje que entre otras cosas decía “no distinguiré entre terroristas que cometieron estos actos y quienes los amparan”.La escena cambió y a continuación fui un tardío testigo de los horrores que habían acontecido aquel día, mientras yo la pasaba de las mil maravillas en el colegio. Un Boeing 767 de la línea American Airlines impactaba contra la torre norte del World Trade Center para que minutos después, en medio del terror y la histeria colectiva viendo como varias personas agonizaban pidiendo ayuda desde lo alto del edificio, otro avión, de la empresa United Airlines, chocara contra la torre sur. Más gritos, personas saltando de ambas torres cayendo destrozadas entre el humo y otros cadáveres.
El mundo, es cierto, no volvió a ser el mismo luego de ese día. Las 2571 victimas, sin contar a los 19 enfermos fanáticos terroristas, fueron homenajeadas el pasado 11 de septiembre en el Zucotti Park, un lugar adyacente a la Zona Cero. Sin embargo, ¿quién les quita la frustración a esas familias que perdieron a su gente querida de una forma tan falta de sentido? El sociólogo Inmanuel Wallerstein a pocos días del 11 – s del 2001 escribió: “quizá esté ocurriendo que esta guerra no se gane ni se pierda, sino que, simplemente, prosiga”.
Luego del atentado Estados Unidos lanzó un ultimátum a los países talibanes, amenazándolos con una intervención militar sin contemplaciones con el argumento de que los segundos poseían suficiente ADM (armas de destrucción masiva) como para ocasionar una catástrofe global. Es así que, de la mano de George W. Bush, se inició una guerra sin sentido, que siete años después sigue con el mismo rechazo popular (incluyendo a los mismos norteamericanos) sin precedente histórico. EE.UU. nunca encontró el supuesto armamento que decía haber detectado. Noam Chomsky en su libro Hegemonía o supervivencia nos cuenta los procedimientos seguidos por la administración Bush en ese momento, los cuales, paradójicamente, los fueron convirtiendo en la mayor amenaza global, incluso para ellos mismos.
Chomsky, entre muchas otras cosas señala que, organizaciones de ayuda con amplia experiencia en Irak y estudios de respetadas organizaciones médicas advirtieron que la invasión proyectada podría precipitar una catástrofe humanitaria. Washington ignoró las advertencias que poco interés despertaron en los medios. En septiembre del 2002 se proclamó la Estrategia de Seguridad Nacional, donde se afirma el derecho de los Estados Unidos de América a recurrir a la fuerza para eliminar cualquier desafío que se perciba contra su hegemonía mundial, la cual ha de ser permanente. En el año 2003 el gobierno de Bush bloqueó los esfuerzos de la ONU para prohibir la militarización del espacio, lo cual constituye una seria amenaza a la supervivencia.
En resumen, la administración Bush se autoproclamo la salvadora del mundo, el mesías esperado por todos que acabaría con la maldad encarnada en Saddam Hussein y Osama Bin – Laden. Sin embargo, en lo que se convirtió Bush fue en una versión actualizada de Maximilian Robespierre, el líder jacobino de la Revolución Francesa quien luego de luchar por los ideales de “libertad, igualdad y fraternidad”, termino por volverse en un déspota y sanguinario dictador quien instituyo un régimen del terror basado en la violenta represión y persecución de sus enemigos y quienes amenazaran su autoridad.
El 11 – s para muchos marco un antes y un después en la historia del mundo. Siete años después el mundo esta dividido e inmerso en la paranoia de otro atentado. La pseudo guerra santa impulsada por George W. Bush sigue con la misma falta de sentido con la que empezó. Ni la ejecución de Saddam Hussein ni las muertes de miles de niños, mujeres y ancianos en el medio oriente han podido sosegar el dolor de los familiares de las victimas. Siete años después pareciera que EE.UU. se esta volviendo tan peligroso como los enfermos terroristas de Al - Qaeda. Siete años después la pesadilla no ha terminado y la herida, aun sangrante, no empieza a cicatrizar.

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