miércoles, 9 de julio de 2008

Kachkaniraqmi: la lucha por la identidad nacional (parte 3)


Según la “Teoría de la Marginalidad”, la cual destaca los problemas de integración de ciertos elementos con respecto a la estructura global, el conflicto intercultural surge debido a los constantes intentos de un polo dominante y otro subyugado, en pos de la hegemonía suprema. La teoría de Aníbal Quijano, se encuentra estrechamente relacionada con la presencia del racismo en nuestro país. “Todos sabemos que en que círculos sociales se desarrolla. Pero en esos mismos lugares niegan, indignados, que sean racistas. Dicen que eso ya pasó, que no tiene cabida en el mundo actual, y que ya nadie piensa en ser racista.” (Granados, 2000:69) La discriminación racial, empero, no solo sigue presente en nuestro país, sino que pareciera haber tomado nuevos bríos, reflejados en un caso acontecido hace aproximadamente dos meses. El pasado 7 de mayo en el programa “Enemigos Íntimos”, conducido por Aldo Miyashiro y Beto Ortiz, se dió a conocer una conversación vía telefónica con Vanesa Delacroix, representante de la exclusiva boutique Designers, quien expresó su fastidio acerca de la aparición del conocido Grupo 5 en la revista “Cosas” con prendas de marcas como Ermenegildo Zegna o Valentino:

Esas marcas son para gente seria y la cumbia no esta considerada dentro de nuestro perfil, sino para gente como políticos, gente A+. No sabíamos que la ropa era para el Grupo 5, por ello hemos recibidos quejas de nuestros clientes. (...) No es una discriminación racial, porque también tengo clientes oscuritos. Sin embargo, a partir de ahora, antes de prestar nuestra ropa para sesiones fotográficas en revistas locales, solicitaremos información sobre el personaje a vestir. Luego, la enviaremos a la casa matriz en Italia y ellos decidirán. (Portal de Perú.com, 2008)

Actitudes como la mostrada por la representante de la tienda, constituyen un gran impedimento en la búsqueda de un “pensamiento nación” en nuestro país. Manuel Jesús Granados, sostiene que el Perú actual se desenvuelve en una realidad social bastante inestable, en donde el indio quiere ser visto como cholo, el cholo como blanco, y el blanco como escandinavo. (2000:70) Por ello la despersonalización social, es, desde una perspectiva antropológica, considerada como uno de los grandes problemas en la actualidad, pues no solo genera desfases en la identidad personal de los propios migrantes, sino que intensifica el conflicto intercultural mencionado anteriormente, pues los indios que quieren ser cholos se enfrentan con los cholos que quieren ser blancos y en su intento por pertenecer al grupo dominante son repelidos de forma violenta por estos últimos. El choque intracivilizatorio contribuye al desarrollo de un orden establecido excluyente, haciendo difícil “luchar contra la estigmatización de la mayoría de peruanos, sea por su idiosincrasia, cultura, color de piel o situación económica”. (Portal del blog Todos Somos Cholos: 2007)

Como he señalado en este ensayo, la transculturación, lejos de contribuir al desarrollo de una nación, parece trucarlo. Las consecuencias no son nada inverosímiles. La imposición de la cultura hegemónica sobre la original generara, de una u otra forma, una encarnizada lucha por la supremacía absoluta, un mundo caótico basado en el kemalismo, la exclusión y la intolerancia tal. José Maria Arguedas, cuando recibió el premio Inca Garcilazo de la Vega en octubre de 1968, pronunció un discurso en el que se reafirmaba como “un demonio feliz”, que vivía su identidad indígena y española, en sus palabras “yo no soy un aculturado”. La propuesta arguediana nos invita a recrear la tradición, una y otra vez, a partir de nuestra historia, a reemprender el diálogo entre el zorro de arriba y el zorro de abajo. El Perú es un país escindido, un país que necesita reconocerse y reencontrarse para que sucesos tan lamentables como los ocurridos entre los años 1980 y 2000, de los cuales conservamos aún la cicatriz, no se vuelvan a repetir jamás y para que “cualquier hombre no engrilletado y embrutecido por el egoísmo pueda vivir, feliz, todas las patrias...” (Arguedas, 1971:271)


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