viernes, 12 de diciembre de 2008

EPILOGO


“Mé voilá, livre et solitaire…”
Charles Baudelaire

A pesar del insoportable bochorno contenido en el aire de la pequeña cafetería del Británico de Miraflores, no podía evitar sentir un frío interior que había estado congelando mis entrañas desde una nefasta tarde de enero, hacia unos dos meses atrás (o un quizá un poco menos). Ciertamente, no volví a ser el mismo desde aquel día. Atrás habían quedado mi estúpida inocencia de adolescente enamorado, mi condición de animal rastrero había muerto junto con el Raúl lindo y buena gente, a quienes todos consideraban como el ser mas honesto e incapaz de hacer mal a nadie. Entré al baño del lugar y me miré al espejo. Una gota de sudor resbalaba por mi pálida frente, mis cabellos negro azabache se revolvían hasta convertirse en una melena felina en pleno crecimiento. No podía creer que aquel chico ojeroso, de barba y bigote incipiente y ojos hinchados de resentimiento que me miraba, era el mismo que años atrás no podría haber encendido un porrito sino solo para analizarlo con febril curiosidad, un pavazo que se creía todo un cuento chino de falsas promesas de amor.
Jalé de la llave y un chorro de abundante agua me bañó las sudorosas manos. Sumergí mi cara en el pozo que se había formado en el fondo del albo lavatorio y quedé como flotando por unos segundos. Me sentí un bebé en la placenta de la madre, en una piscina de aguas azules, como en el disco de Nirvana, “Nevermind”, sin preocupaciones, sin líos ni penas. Algo vibró en mi bolsillo, me levanté y el agua chorreó por mis largos y ondulados cabellos empapando mi camiseta hasta la altura de los hombros. Extraje el celular de mi bolsillo izquierdo y contemplé el número con extrema estupefacción. Vacilé, debía de estar viendo mal, no podía ser ese número de nuevo, no después de tantos días de oportuna incomunicación e indiferencia. Debía de haber un error, cerré los ojos y los abrí de nuevo, el número seguía allí en clara actitud desafiante. Pensé en borrar el mensaje de texto, pero algo en mí quiso leerlo, muy adentro mío una mordiente curiosidad hizo que apretara el botón “ok” y la pantalla se llenara de diminutas letras negras, mientras yo incrédulo leía el siguiente mensaje:

“Raúl, sé que juramos no volver a hablarnos nunca más pero, al parecer, me voy y no quiero hacerlo antes de hablar contigo frente a frente y arreglar las cosas. No quiero tener problemas contigo, tu aun significas mucho para mi y por el amor que alguna vez existió entre nosotros, quiero que nos perdonemos el uno al otro”

Mis manos temblaban y mi incredulidad se confundía por la ira creciente en la presión de mi pecho. No me cabía en la cabeza como la mariposa traicionera, después de haberme literalmente matado en vida, podía venir tan descaradamente a querer buscar una reconciliación imposible de darse. Aun en mi permanente estado de flamígera conmoción, pude teclear algunas letras y responder el mensaje con lo único que podía decir en ese momento. No volvería a caer en su ponzoñosa trampa de viuda negra, de víbora letal. Primero muerto antes que volver a someterme a sus humillaciones, no toleraría que me utilizara como su perro faldero de nuevo. Con todo el odio que pude canalizar en mis largos dedos, conteste a su desparpajo con un mensaje determinante y conciso.

“No me jodas, lárgate y no vuelvas nunca más.”

Salí de los servicios higiénicos aun temblando y dos caras amigas me recibieron con impaciencia. Alejandra y Carlos me esperaban afuera, listos para una larga caminata por el malecón de la Reserva bajo el inefable sol de febrero. Se nos había hecho costumbre recorrer las bulliciosas calles miraflorinas, de casonas antiguas e hileras de pinos, luego de cada término de clase. Bajamos por el empedrado camino de Balta, pasando por el Club Terrazas hasta llegar al puente Villena, otrora trampolín de los corazones suicidas, del club de los corazones rotos. Poco a poco mi semblante pudo recuperar la tan ansiada tranquilidad. La brisa del mar me lamía la cara y jugaba con mis cabellos, mis dos acompañantes no cesaban de hablar ni un momento. Caminamos cerca de dos horas hasta que nos despedimos prometiendo volver a vernos cuando llegara el momento.
Ella nunca trató de comunicarse conmigo ni en ese día, ni en adelante. Estaba seguro que había leído el mensaje e imaginé divertido la cara de falsa tragedia que había puesto al leerlo. Y es que por primera vez ella había perdido. Recuerdo que cada vez que apostábamos o nos enfrentábamos en algún absurdo juego, ella buscaba hasta la excusa más disparatada para salir ganando. Nunca le gustó perder y ahora, tantos meses después, yo había herido su orgullo de hembra altanera. No esperaba que alguien que se había desvivido por ella le dijera que no aunque sea una vez. Imaginé casi en un ataque de risa el berrinche que estaría haciendo en esos momentos, la pensé tirada en el suelo dando de golpes al frío cemento mientras chillaba como una niña mimada a quien le han arrebatado un chupetín colorado. Aprovechando mi buen humor, bajé a saltos las escaleras del acantilado y llegué a la playa. Me quité las sandalias y en un arranque de desenfrenado júbilo chapoteé en la orilla como un niño en un día de playa.
El sol yacía radiante en el cielo limpio de nubes. Era un día feliz y caluroso, un verano ciertamente prometedor. Sentado en la arena pensé satisfecho en lo que acababa de hacer. Era libre como la brisa celeste que me acariciaba la cara y por primera vez en mucho tiempo, reí como un loco. No me importó que la gente me mirara algo temerosa o divertida. Reí solo pues solo me iría a quedar, reí de mi mismo y de lo estúpido que había sido al desperdiciar dos años de mi vida en una relación hipócrita y sin sentido con una mujer descarada y manipuladora que se había encargado de hacer mi vida de cuadritos. Pero no más, ese día en mi solitaria fortaleza de viento, arena y océano me prometí no volver a someterme jamás a otra situación semejante y pude, como tiempo atrás, llegar a la mar con la sola alegría de mis cantos.

6 comentarios:

PaZ! dijo...

fin del ciclo al fin :)

Fraaraco dijo...

weno brother x fin sí... el FIn jeje aunke saes se me ha ocurrido la idea lok de publicar mi 1er post en el blog q voy a crear con una pekeña(ojalá) narración de cómo se vio tu relación desde los ojos de otros(osea míos), ya q tu saes q soy amio de ambos! tanto tuyo(Raúl), como de eia(eia) jeje

Lo malo q voa tener q averiguar como se publica aunke no creo me demore mucho... naa mas man ojala lo leas y lo tomes como un simple cuento o pekaña historia q te basile un poco y te divierta, si esq estas en EEUU x aya, xq creo lo leeras aya jeje

saludos man y cdt

NOTA: Zol puedo publicar->La menopausica del cole? jeje te acuerdas de dicha comedia q hacia en el lonsa en 4to y nunca acabe? bueno avisame px...

y weno Raulito ojala cuando leas este comments ya haya publicado mi pekeña historia jeje y nuevamente como dije antes en otros comments... estuvo xvr tu relato y se q too es diferente pa ti man!

Feliz Año y ("Buen Viaje" o "Que se caiga el avion"<---algunos lo toman como un buen deseo como decir "Rompete una pata" jeje = man esta de mas aclarar xq saes q no te deseo ningun mal, sino puros exitos)!

Weno ahora si acabando con el floro... digo comment me voa hatear jeje 03:52am

Raul dijo...

cualquier opinion es bienvenida freddy con tal de que seas consecuente con lo que dices todo estara normal. Un abrazo

pd: 1. "baciles" se escribe con "v" :)

pd: 2 . no olvides de respetar los drechos de autor :p

gafer dijo...

el mar, el mar, el mar...lugar ideal..
y este fue el final de la increible y triste historia del candido raul (no rima :P) y su ex musa desalmada :)

Raul dijo...

el mar es TODO :)

Anónimo dijo...

ME guto! me gusta como escribes! Muy interesante...